Oímos hablar cada vez más a menudo del IoT, el Internet of Things o Internet de las Cosas. Algo que parece un término para describir algo del futuro pero que es ya presente y es una tecnología que se aplica en muchos elementos cotidianos. Y que cada vez será más frecuente.
¿Qué es el Internet de las Cosas?
Se llama IoT a la tecnología que permite que un dispositivo esté permanentemente conectado a la red con el objetivo de prestar una serie de servicios a su usuario. El ejemplo clásico y más sencillo por su cotidianidad es el de la nevera capaz de detectar la ausencia de un producto y hacer automáticamente un pedido del mismo aprovechando su conexión a Internet.
La casuística donde se puede aplicar es realmente amplia y no deja de crecer. Abarca una infinidad de bienes de consumo, entre otros pulseras, relojes, termostatos… y está estrechamente vinculado con la domótica. Más allá de nuestro hogar, también forma parte de los llamados edificios inteligentes capaces de autorregular sus necesidades y las de quiénes lo ocupan.
Asimismo, el IoT es esencial para la Smart City. Es la base tecnológica sobre la que se están diseñando y construyendo elementos urbanísticos que permitan gestiones tan dispares y vitales como el control de la calidad ambiental, el abastecimiento energético, un eficiente plan de movilidad o la optimización de los servicios que se prestan en la ciudad, especialmente sanidad y de seguridad ciudadana.
Ahora bien, ¿qué papel juega en todo esto el M2M?
¿Qué es la tecnología M2M?
Sin duda, esta tecnología es aún mucho más desconocida que el IoT. Probablemente porque el Internet de las Cosas está directamente relacionada con el ser humano, interacciona con las personas. Sin embargo, no dudamos que el término M2M pronto llegará a popularizarse también.
M2M (Machine to Machine) se refiere a dispositivos que están conectados entre sí capturando eventos, sucesos que miden u observan, mediciones del entorno cuyos datos transmiten por la red hasta una aplicación que la traduce en información útil.
En pocas palabras, M2M usa los recursos de la red para comunicarse con una infraestructura de aplicaciones remotas con el propósito de monitorear y controlar, ya sea la «máquina» misma o el entorno circundante que ésta controla. De ese modo, mientras IoT son dispositivos individuales que se comunican vía Internet sin interacción humana usando la conectividad IP, M2M es la conexión de objetos inteligentes entre sí.
¿Cómo se relacionan IoT y M2M?
Por poner un ejemplo muy visual de la vida cotidiana que explique cómo se relacionan estas dos tecnologías podríamos decir que M2M es la fontanería de Internet of Things. M2M es lo que proporciona Internet de las cosas la conectividad que habilita capacidades, lo que no sería posible sin él.
Y esa conectividad de la red IoT que permite, por ejemplo, que los sensores de tráfico detecten un aumento de la densidad del mismo y envíen esa información a la central de la DGT y a los paneles informativos para lanzar los avisos a los conductores es imprescindible la participación de las tarjetas SIM M2M.
Tarjetas SIM M2M: En el corazón del Internet de las Cosas
Todo esa transmisión de información entre dispositivos no sería posible si éstos no estuviesen conectados de un modo fiable, constante y seguro, con total cobertura. Esa conectividad se consigue con las tarjetas SIM M2M, unas tarjetas en cierto modo similares a las que usamos en nuestros móviles pero especializadas para la función que prestan con autoanálisis, alertas, informes… y todo un servicio alrededor que ofrecen empresas especializadas a las administraciones que se lanzan al IoT.
La gestión del tráfico, la localización de aparcamientos libres, la gestión la vendimia en una bodega, la monitorización de las abejas en apicultura, la detección de fuegos forestales, la gestión de la calidad del agua… son infinitos los temas en los que la IoT y, por extensión, M2M pueden estar implicados para la mejora de nuestra sociedad.